Navegando entre nuestros sentimientos
Era un día caluroso de
agosto de hará ya dos años. Aquel fin de semana del que no nos despegamos casi
para nada, y allí, en nuestro lugar preferido para nuestros encuentros, fue
cuando me dijiste tras un largo silencio que me querías. Los dos sabíamos
que lo que se hablo a continuación, aunque no se hubiese expresado en palabras,
lo habíamos sentido, lo habíamos vivido, y hacia ya cierto tiempo que lo
teníamos asimilado, aunque no se hubiese expresado con palabras hasta aquel día
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